jueves, 17 de febrero de 2011

La caja de Camerón. John Müller

AJUSTE DE CUENTAS

La economía británica está sufriendo su ajuste más duro en 30 años. En el último trimestre de 2010 su riqueza se contrajo un 0,5%, según Eurostat, retornando a los números rojos después de tres trimestres en los que parecía que salía de la crisis. El plan de David Cameron para ahorrarse 81.000 millones de libras y equilibrar el gasto público ha supuesto fuertes recortes a todos los niveles. En diciembre, tan solo seis meses después de asumir como primer ministro, su popularidad se hundió en las encuestas.

Cameron sabía que, con la crisis, la economía no sería un terreno donde apuntarse victorias. Por eso ideó un plan sociopolítico al que denominó The Big Society (la Gran Sociedad) destinado a «reconstruir la sociedad británica» frente a un Estado que se había inmiscuido en todos los rincones de la vida debilitando la iniciativa privada.

Según Cameron, sólo cuatro de cada 10 británicos creen que se puede influir en las decisiones de su comunidad. The Big Society debía cambiar esto. «Se trata de un poderosa visión para crear una nación de ciudadanos y comunidades con capacidad de decisión», afirma la web de The Big Society Network. Tres son los principios que animan al movimiento: conceder más poder a los individuos y a las comunidades para decidir qué hacer con los recursos, fortalecer la responsabilidad social y crear un Estado transparente y eficaz.

La idea de Cameron también tendrá este año su propio banco, el Big Society Bank, constituido con un capital de 300 millones de libras (unos 359 millones de euros): 200 millones aportados por los bancos comerciales británicos y 100 millones que proceden de cuentas bancarias abandonadas o no reclamadas por nadie. Se supone que el BSB financiará empresas con proyección social, grupos caritativos, organizaciones de voluntariado, microempresas, etc.

Si el concepto de The Big Society ya era ambicioso y un poco étereo, lo que ha terminado por confirmar el insospechado idealismo de Cameron ha sido su decisión de relanzarlo justo cuando los recortes del gasto público amenazan su idea. A las críticas de los laboristas de que The Big Society no era más que un sucedáneo de un amputado Estado benefactor se han sumado ex partidarios de la idea que ahora la dan por imposible. Es el caso de Elizabeth Hoodless, la responsable de una de las principales organizaciones caritativas del país, que la semana pasada dijo que los recortes presupuestarios «amenazan con destruir el voluntariado» en el Reino Unido.

El plan tampoco funciona a nivel de las corporaciones locales porque éstas tienen que aplicar un recorte del 27% de sus recursos en cuatro años.

En fin, que Cameron no ha encontrado mejor forma de poner otra vez de moda su iniciativa, a la que describe como su «pasión», que poner en marcha su banco social. Y para ello ha reclutado a Sir Ronald Cohen, un financiero que tradicionalmente hace donativos a los laboristas y que ha aceptado hacerse cargo el banco. Cohen ha advertido que los 300 millones de capital inicial no van a paliar los fuertes recortes que están sufriendo diversas organizaciones, pero ha aceptado ponerse a trabajar en ello.

Curiosamente, los laboristas crearon hace unos 10 años el antecesor directo del BSB, el Social Investment Bank, donde se iban a verter los fondos de todas las cuentas abandonadas en los bancos comerciales. Se esperaba recaudar 400 millones de libras y al final sólo se pudieron colocar 75 millones a disposición de proyectos sociales. Como se ve, los ingleses han redescubierto los principios sociales de la banca escocesa o de los frugality banks, los mismos que dieron origen a nuestras ahora criticadas (y casi sentenciadas) cajas de ahorros. Cuando unos van, otros vienen.

El mundo, 17 de febrero de 2011

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